Comentario
De cómo usaron hacer sus honras y cabos de años estos indios y de cómo tuvieron antiguamente sus templos
Como estas gentes tuviesen en tanto poner los muertos en las espulturas como se ha declarado en el capítulo antes deste, pasado el entierro, las mujeres y sirvientes que quedaban se tresquilaban los cabellos, poniéndose las más comunes ropas suyas, sin darse mucho por curar de sus personas; sin lo cual, por hacer más notable el sentimiento, se ponían por sus cabezas sogas de esparto, y gastaban en continos lloros, si el muerto era señor, un año, sin hacer en la casa donde él moría lumbre por algunos días. Y como éstos fuesen engañados por el demonio, por la permisión de Dios, como todos los demás, con las falsas aparencias que hacía, haciendo con sus ilusiones demostración de algunas personas de las que eran ya muertas, por las heredades, parecíales que los vían adornados y vestidos como los pusieron en las sepulturas; y para echar más cargo a sus difuntos usaron y usan estos indios hacer sus cabos de año, para lo cual llevan a su tiempo algunas hierbas y animales, los cuales matan junto a las sepulturas, y queman mucho sebo de corderos; lo cual hecho, vierten muchas vasijas de su brebaje por las mismas sepulturas, y con ello dan fin a su costumbre tan ciega y vana. Y como fuese esta nación de los Collas tan grande, tuvieron antiguamente grandes templos y sus ritos, venerando mucho a los que tenían por sacerdotes y que hablaban con el demonio; y guardaban sus fiestas en el tiempo de coger las papas, que es su principal mantenimiento, matando de sus animales para hacer los sacrificios semejantes. En este tiempo no sabemos que tengan templo público; antes, por la voluntad de nuestro Dios y Señor, se han fundado muchas iglesias católicas, donde los sacerdotes nuestros predican el Santo Evangelio, enseñando la fe a todos los que destos indios quieren recebir agua del bautismo. Y cierto, si no hubiera habido las guerras, y nosotros con verdadera intención y propósito hubiéramos procurado la conversión destas gentes, tengo para mí que muchos que se han condenado destos indios se hubieran salvado. En este tiempo por muchas partes desde Collao andan y están frailes y clérigos puestos por los señores que tienen encomienda sobre los indios, que entienden en dotrinarlos; lo cual plegue a Dios lleve adelante, sin mirar nuestros pecados. Estos naturales del Collao dicen lo que todos los más de la sierra, que el hacedor de todas las cosas se llama Ticeviracocha, y conocen que su asiento principal es el cielo; pero engañados del demonio, adoraban en dioses diversos, como todos los gentiles hicieron; usan de una manera de romances o cantares, con los cuales les queda memoria de sus acaecimientos, sin se les olvidar, aunque carecen de letras y entre los naturales de este Collao hay hombres de buena razón y que la dan de sí en lo que les preguntan y dellos quieren saber; y tienen cuenta del tiempo, y conocieron algunos movimientos, así del sol como de la luna, que es causa que ellos tengan su cuenta al uso de como lo aprendieron de tener sus años, los cuales hacen de diez en diez meses; y así, entendí yo dellos que nombraban al año mar, y al mes y la luna alespaquexe, y al día auro. Cuando éstos quedaron por vasallos de los ingas, hicieron por su mandado grandes templos, así en la isla de Titicaca como en Hatuncolla y en otras partes. Destos se tiene que aborrecían el pecado nefando, puesto que dicen que algunos de los rústicos que andaban guardando ganado lo usaban secretamente, y los que ponían en los templos por indumento del demonio, como ya tengo contado.